Y HABLÓ Dios todas estas palabras,
diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa
de servidumbre.
NO tendrás dioses ajenos delante de mí.
NO te harás imagen, ni ninguna semejanza de
lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo
de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová
tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos
hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago
misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
NO tomarás el nombre de Jehová tu Dios en
vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
ACUÉRDATE del día de reposo para
santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es
reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está
dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra,
el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por
tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
HONRA a tu padre y a tu madre, para que tus
días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
NO matarás.
NO cometerás adulterio.
NO hurtarás.
NO hablarás contra tu prójimo falso
testimonio. NO codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de
tu prójimo. (Éxodo 20:1-17)
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